La mesa esta servida








La instancia de las mesas fue cautivadora, intrigante e interactiva y por sobre todo de gran variedad sensorial. La posibilidad de interactuar e intervenir en las mesas dispuestas generó una variada gama de sensaciones en vínculo con diferentes sentidos.  Recuerdo  unas pelotitas de colores puestas en una mesa al lado de piedras y arena. Esa mesa jugaba con el tacto y la percepción de las texturas a través de la mano. Otra mesa disponía por lo bajo dos secciones experimentales de interacción con objetos que generaban música  y la posibilidad, encubierta, de entrar en diálogo con sonidos que luego uno descubría que era un otro no visto que se encontraba del otro lado. Gracias por la posibilidad de dialogar con un desconocido a través del sonido. Así como también los chicos de Brian Eno regalaron un sector de relajación con vista al río debajo de una mesa, en un aula de la fadu! Sencillamente genial! (en lo personal me vino bien para sacarme los zapatos de trabajo y descansar un rato los pies).
La mesa de la cianotipia proponiendo la posibilidad de interactuar con la química y la magia alquímica disponible con la intervención del sol. Impresiones sobre papel generadas con las manos en el momento, una instancia que permitió tener contacto con los precursores de la fotografía química. Conexión directa con las los aceites y químicos de  Daguerre, Niepce y otros en diferentes partes del mundo (campos mórficos). Gracias a las chicas de la mesa por permitir que todos los que pasamos por ahí nos hayamos vuelto a casa con una muestra.
Fueron pasando las horas y la interacción fue cada vez mayor, se había generado una especie de jardín "random" sensorial en el cual cada mesa era un "Spot" particular con códigos propios. Recuerdo envolver un VHC con cintas de video en la mesa de Bob Carlos Clarke. Tener la sensación de purgatorio en el cuarto compuesto por flores, aroma, un espejo y mucho calor. Una instancia intimista con el rostro de cada uno (Julia Margaret Cameron).
Rescato el colectivo interactivo, la red que se generó durante las cuatro horas de taller entre estudiantes y profesores, contando además con la presencia de estudiantes del cbc. Esto último es de suma importancia. Recuerdo que mi día del cbc fue cursando proyectual de noche en la cátedra Fevre y durante mi recorrido pase por las cátedras de diseño audiovisual que se cursan a la noche. Al entrar a un aula a oscuras, donde lo que sucedía era la reproducción de cortos una atrás del otro, tome la decisión de irme los 5 minutos. Luego recuerdo haber paseado por algunas cátedras de arquitectura y en ese momento pensar en cambiar mi elección e irme para arquitectura. 
Ahora luego del jueves, y al ver a los estudiantes del cbc en su recorrido, puedo distinguir lo importante de interactuar con las futuras alternativas de estudio posible en un primer año de transito por el diseño de imagen y sonido; y sobre todo con esa aula llena de luz solar, de sujetos interactivos amalgamados por una red de conocimiento horizontal con la posibilidad de deambular libremente por un aula donde había, sonidos, imágenes, instrumentos, químicos, superficies( podría utilizar el genérico "materiales" pero ¿Que es el material?) personas maquilladas en transe per formatico y todos predispuestos al intercambio desde una plataforma que todavía no la distingo del todo y no sé si tiene límites. 
Luego como “bonus track” me ecnontré sentado frente de Daniel Melero.
El cansancio me ganaba y el comienzo de su charla se retrasaba, yo estaba contra reloj. Tenía ensayo en el teatro a las 22 hs.
Melero empezó proyectando a mercurio y el desprendimiento de un fotón, dándole a su charla una temporalidad cósmica. Cierto cosmiscismo del cual formaba parte Howard P Lovecraft empezaba aparecer. Ya no podía dejar de pensar en ese fotón y la puesta en contexto que había hecho Melero. Su charla era insignificante al lado de la inmensidad que nos rodea. El mismo durante el transcurrir de su charla empezó a expresar o dejar al descubierto la importancia que requiere la noción de insignificancia por parte del hombre. Las estadísticas irónicas sobre la relación entre la cantidad de piletas en las casas de las personas puestas en relación con la cantidad de energía atómica producida me resultaron irónica y alarmante. Sentado sobre su silla con la posibilidad de apretar el botón que hacia girar el "rotífero"  hacia cualquier temática de manera azarosa, lo hacía convertirse en una especie de cuervo maléfico que estaba ahí para expresar lo contradictorios que somos como especie y la ignorancia a la cual estamos siendo sometidos constantemente. Recuerdo que mencionó que el sistema solar cambia de polaridad cada once años y eso influencia el sistema eléctrico. Puso el ejemplo de Canadá que cada once años cambia su polaridad eléctrica para evitar cortes de luz. Otra propuesta interesante fue cuando compartió un video sobre gusanos luminosos que habitan una cueva en Nueva Zelanda. Gusanos que no precisan moverse para vivir, gusanos que establecen una red entre ellos para alimentarse y subsistir en la más basta oscuridad. Según Melero "los bichos más tranquilos del planeta, nadie los jode y no joden" y cuando se refiere a bicho, se refiere al ser humano también.
Además de brindar información interesante se iba convirtiendo en una suerte de espejo que reflejaba la ignorancia contradictoria del ser humano y me empecé a enemistar con él. Busque desaprobarlo por su actitud, su marcada indefinición en ciertos temas y sus ansias de Apocalípsis sentado en una silla. Pero su declarada contradicción lo volvían sincero y poseedor de una capacidad de teorizar abismal. Me daba cuenta que estaba interpelando la falsa humildad y orgullo que todos tenemos al creernos hacedores del todo que nos rodea.  Me encontraba en aprietos con el horario, tenía que irme al ensayo, ya iba a llegar tarde al teatro pero algo me hacía quedarme y no sabía que!
¿Quería ver si el fotón llegaba a Saturno? ¿Quería saber sobre cual punto iba a concluir Melero? ¿Debía hacerlo? Me gustó su elección por el termino estudiante en vez de alumno ya que el primero implica tener siempre un principio de desconfianza sobre la información que uno recibe cosa que lleva a corroborarla e investigarla. Finalmente lleno de contradicciones tuve que levantarme e irme. Al salir del edificio soplaba el viento en una noche que se había tornado oscura, enseguida pensé en Melero y sus ganas de apocalípsis. Luego recordé ese lienzo colectivo propuesto por el grupo de Hokusai que terminó siendo el símbolo de la red que se generó esa tarde entre estudiantes (de la cátedra y del cbc) y profesores. Todo se conjuga. Luego volví caminando del ensayo y miraba los edificios altos construidos por el hombre y en ellos las ansias del hombre de tener esa sensación de poder en relación con la altura. Puede que sabernos pequeños, insignificantes e ignorantes nos permita construir algo mejor para lo que viene.


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